martes, 26 de junio de 2012

Instrumentos financieros de siglas extravagantes

Interesante, como casi siempre, este texto de mi admirada Irene Lozano, publicado en El País. Lástima, parece, que cuando uno es honrado con columnas en el diario independiente par excellence, diríase que queda contagiado  de ese morbo o, según se mire, ungido con ese carisma, que es el que ya no le resulta exigible el rigor en lo que dice. Puede uno remitirse sin pudor a cualquier frase vacua o a cualquier eslogan, sin necesidad de demostrar nada ni, por supuesto, de explicar en términos menos bellos pero más comprensibles qué se quiere decir.

Recuerdo, hace ya muchos años, a un joven e impulsivo Josep Borrell todavía no engullido por el Saturno socialista, que subió a la tribuna a espetarle a Aznar –a un Aznar en sazón- algo así como que “el trabajo es un derecho, no una mercancía”. Frase que, por sí, no consta que creara puesto de trabajo alguno ni que diera pistas útiles a quienes tenían que diseñar políticas de empleo. Pero se quedó a gusto, el orador. Y es que el progre de manual no expone sus ideas, sino que las depone. De ahí la cara de alivio que se les queda.

Guardando las debidas distancias, lo de “la solución de la crisis es más Europa” me suena parecido. Grandilocuente, sonoro, hermoso, pero banal.

Nótese el párrafo con el que Lozano abre su aportación: “En este artículo no figuran palabras como “déficit” o “eurobonos”, y sin embargo versa sobre la cumbre europea de esta semana. La confusión nos ha convencido de que todos nuestros problemas se solucionarán mediante instrumentos financieros de siglas extravagantes, pero la urgencia tiene carácter político”. Nuestra autora empieza por ofrecernos sus coordenadas, lo cual denota, al menos, una encomiable honestidad intelectual. Para hablar del problema, ella, como tantos otros, se coloca supra, como los árbitros. No va a entrar en esas zarandajas y en ese lenguaje críptico que –sospecho- no sabe qué quiere decir pero, sobre todo, no le importa. “Instrumentos financieros de siglas extravagantes”. Tócate los…

Con el debido respeto a Lozano en su doble condición de diputada y escritora –porque creo que escribe muy bien y no tengo dudas de que intenta desempeñarse dignamente como representante de la ciudadanía-, no resulta aceptable abogar por una “solución política” si ello implica, de entrada, rebajar a la categoría de mezquindades los planteamientos económicos que, como mínimo, hay que intentar comprender. La “solución política” no es admisible como coartada. No es admisible terciar en un problema y, de salida, declararse no constreñido por sus términos.

Seguro que a Lozano la cuestión del “déficit” le parece –como a tantos ministros, diputados y votantes, sobre todo de cierto espectro- menor. Es más, igual hasta le parece mezquino hablar de eso, porque es de mal gusto hablar de dinero. Y “lo de los eurobonos” le parece una cuestión técnica que una persona de elevados ideales no debería rebajarse a analizar. Pero los eurobonos son, señora mía, bonos, es decir, con perdón, títulos representativos de deuda que alguien ha de satisfacer con renuncia al producto de su trabajo.

Desconozco si la señora Lozano es de derechas, de izquierdas o si, como las personas sensatas, procura que la ideología no le impida ver la realidad. Pero seguro que no es liberal. Si lo fuera, desde luego que podría seguir separando conceptualmente economía de política, pero no le resultarían tan fáciles de escindir. La cuestión de quién paga qué, de cuánto se gasta y por quién es, desde luego, una cuestión económica; pero es también una cuestión política y de primer orden.

La banalidad de “a más crisis, más Europa” –la típica tontería progre- lleva implícita una respuesta a la pregunta de quién paga qué. Si se reformula en un “a más crisis, más Alemania” suena igual de tonto, pero más honesto. Los del “más Europa” quizá deberían ser más respetuosos con el trabajo ajeno. Igual que los de la “calidad de vida” y los del “Europa como idea”.

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